viernes, 14 de noviembre de 2008

El turno de noche

La noche transcurre tranquila en los pueblos y valles. La campiña resplandece bajo la fría luna de plata, ¿no sabíais que la luna es de plata?
Todo está quieto y silente, sólo alguna lucecilla amarillenta en alguna ventana acentúa la soledad de la noche sobre los campos.
Parece que la tierra se está tomando un respiro...
Pero no es así.
A pocos Kilometros, en el polígono industrial la fabrica bulle; se exprime, bufa y expele grandes fumarolas de vapor.
Dentro de la fábrica todo cruje y chirría, se suda y se maldice, los rostros se tensan, se aprietan los dientes. Las rudas botas resbalan una y otra vez sobre el cemento grasiento del suelo.
El pasto del mar es arrebatado de las fauces del leviatán innominado por la más abyecta criatura que jamás pisó la tierra o se adentró en los mares. El monstruo grande de la Industria no espera y su exigencia es enorme, su apetito voraz.
La fábrica gime, se contrae igual que los exaustos torsos a pleno rendimiento.
-¡Poca presión de vapor!
-¡Purgad la caldera!
-¡Arrancado el motor de cogeneración!
-¡MÁS PRESIÓN!
Vuelta a empezar.
Las válvulas giran como los ojos febriles que las observan. Todo se expande y se contrae a 9.000 revoluciones por minuto. Todo está a punto de estallar pero nunca estalla, o quiza esta vez si...
En el último momento un nuevo y creciente sonido hace que todo se detenga. Los oidos castigados escuchan con atención. Si, es la sirena...
Las caras llenas de aceite se relajan vencidas por el sueño, llega el relevo de la mañana.
-Nos vemos esta noche....


martes, 11 de noviembre de 2008

Into the void

Abro los ojos, primero sólo estoy perplejo y desorientado. Luego, poco a poco, una sensación como de ahogo me va envolviendo mientras el cerebro empieza a colocar los recuerdos de la noche. Sobreviene como una lenta avalancha de lodo. La idea inunda mi mente silenciosa e inexorablemente.
Lo he vuelto a hacer. Otra vez la resaca, ¡La gran resaca!, ¡La terrible!. Nada queda de aquellas de la adolescencia; aquellas resacas simpáticas y saludables de cerebro vacilante y risa tonta, ¡No!. Esta no tiene ni puta gracia. Este es el cruce de caminos donde chocan el dolor, el remordimiento y la podredumbre más hedionda del alma.
Anoche estuvo muy bien, fue en casa de un amigo, uno de los buenos. Escuchamos música, bebimos whisky escocés y celebramos pasar el rato juntos después de bastante tiempo.
¿Por que no podría ser la vida simplemente eso?¿Por que se ha de pagar un precio?
Hoy despierto casi a la hora de comer. Está nublado y el universo parece desmoronarse, como la imagen reflejada en un espejo que se rompe y cuyos pedazos van cayendo lentamente, igual que sobreviene el sueño. Como una inmersión asfixiante e inefable en el vacío.