domingo, 14 de diciembre de 2008

Stray Cats

Como últimamente parece que me invade a menudo la nostalgia respecto a lo que yo llamo mis años salvajes en el centro de Madrid, pues voy a poneros el enlace a uno de los discos que más escuchaba en aquella época. Puede que no sea el mejor de los de este grupo, pero pienso que al ser el primero, es un buen punto de partida para los que no conozcáis a este fabuloso trio.




Link:http://rapidshare.com/files/133387958/Stray_Cats.rar

viernes, 12 de diciembre de 2008

Doblepensar




El que controla el pasado, controla tambien el futuro.
El que controla el presente, controla el pasado.
"1984" George Orwell.




Hay una costumbre tan extendida hoy en día que es casi imposible permanecer ajeno a ella. No es otra que la de remasterizar los discos.
De vez en cuando, a algún productorcillo con ínfulas de genio, o lo que es peor, al propio músico, le da por acordarse de alguno de sus propios discos y remasterizarlo, ya que por lo que se ve, discos que en general han vendido millones de copias en el mundo, pues resulta que no suenan bien, o dicho de otra manera, su sonido no es actual.
No niego que en algunos casos, pese a no entender los motivos, la remasterización no se ha hecho mal ya que casi no se nota, pero hay otros en los que la pieza original resulta casi irreconocible; recuerdo la primera vez que escuché el "Album blanco" de los Beatles en version remasterizada, Pero ¡Por dios! ¿Quien ha hecho esto?
-Espera, que aquí vamos a subir el volumen de la bateria ¿vale?
-Si, y ahora, voy a hacer que la segunda voz se oiga más que la primera, que ahora está más de moda Harrison que McCartney, Mola ¿eh?
Llegara un dia en el que cuando a alguien de generaciones posteriores a la tuya le pongas el vinilo, te digan:
-Eso es una mierda el "Album blanco" no suena así.

En fin, esto me recuerda cada vez más a las actividades del "Ministerio de la verdad" de la novela 1984 de George Orwell, donde cuando por ejemplo, subía el chocolate de 65 a 68, hacían destruir todo documento antiguo en el que figurase que el chocolate había estado a 65, y se imprimían unos falsos en los que decía que el chocolate siempre había estado a 70 con lo cual lo que había hecho es bajar a 68.

¡Cuidado! El gran hermano te vigila...

Y conserva tus vinilos.




Dust bowl.

Estoy leyendo los primeros capítulos de "Las uvas de la ira" de John Steinbeck mientras escucho el magnifico "Good as i been to you" de Dylan y estoy flipando. Ha habido un momento en que estaba tan inmerso en la lectura sintiendo la guitarra acústica sobrevolando mi cabeza, que he tenido una especie de revelación, y esta era que lo que leía y escuchaba eran la misma cosa: el polvo de las carreteras, el trabajo desesperanzador, el coraje, la furia, el viento que recorre la extensa América y la locura de sus habitantes siempre vagabundos. El rugido poderoso y cruel de América, esa tierra que nunca he pisado pero que en forma de discos de rock and roll, novelas y películas recorre mi mente de lado a lado. He visto el espíritu de Woody Guthrie, he visto la esencia y el corazón de las letras de Dylan, la sorda desesperación del "Nebraska" y de las mejores películas de John Ford. Por un instante, las inmensas llanuras, las desiertas autopistas y los devastados campos han entrado en mi habitación, casi ahogándome con su magnificencia y su grito, grito susurrado que muy pocos escuchan.
He saltado de la cama y he empezado a escribir.



jueves, 4 de diciembre de 2008

The endless enigma (Cuento de terror-fiction dedicado a "La Bala de Hollywood")

Hubo una época en que desde el planeta Nubia, poblado por una civilización muy antigua y sabia, de bellos rostros, piel oscura y brillante y gran estatura, se enviaron varias expediciones intergalácticas con el fin de hacer un inventario de todos los planetas habitados que se encontraran y ayudar con su desarrollada ciencia a los que lo necesitasen.
En una de estas misiones, que podían durar varios siglos según nuestra forma de medir el tiempo, la partida expedicionaria descubrió un pequeño planeta, muy parecido al nuestro, en el que parecía haberse desarrollado una civilización altamente tecnológica, pero desde el que no llegaba ninguna señal de actividad, ni mecánica ni vital.
Rápidamente aunque tomando las debidas precauciones -era un pueblo muy sabio- procedieron al aterrizaje. Lo que descubrieron al tomar tierra los dejó perplejos.
Toda la infraestructura de aquella aparentemente poderosa civilización estaba intacta: grandes edificios, vehículos, puentes... todo en perfecto estado, como si hubiera sido abandonado el día antes.
Al parecer aquel pueblo había exprimido de tal manera los recursos del planeta que la naturaleza no había tenido la fuerza suficiente para recuperarse y tomar el territorio que era suyo por derecho. Aunque lo que sin duda más impactó a los nubios fue el hecho de que los cuerpos casi fosilizados de los habitantes de aquel planeta se encontraban por doquier como si la muerte los hubiera sorprendido de repente mientras atendían sus labores cotidianas. Un autentico enigma.
Resueltos como siempre a afrontar cualquier reto que se lanzara a sus mentes decidieron estudiar a fondo la situación y descubrir el porqué de aquella repentina y aparentemente tranquila extinción, para lo cual escogieron unos cuantos cuerpos de aquellos seres y los llevaron a sus naves con el fin de estudiarlos detenidamente.
Los nubios poseían entre otros un conocimiento inimaginable de la neurociencia, e incluso en cerebros tan dañados como los de aquellas momias, podían estudiar los procesos internos que habían realizado cuando la sangre y el oxigeno corría por ellos.
Tras varios meses de arduos estudios y mediciones llegaron a una conclusión sorprendente:
Aquel pueblo había llegado a tener un gran dominio de la tecnología, como ya hemos dicho. Conocían la energía atómica, la nanotecnología y estaban muy cerca de llegar al dominio de la telepatía.
La cuestión es que llegó un momento en que la fiebre por lo tecnológico estaba tan arraigada en su cultura, que no había hogar, puesto de trabajo o vehículo en el que no hubiera cientos de dispositivos electrónicos e informáticos que lanzaban continuamente estímulos a aquellos cerebros aun primitivos en muchos aspectos. Estos cerebros, con el paso del tiempo, desarrollaron tal dependencia de aquellos estímulos que en el momento que estos cesaban, es decir, si el individuo no estaba viendo televisión, delante del ordenador, o hablando por el teléfono móvil, se quedaba casi instantáneamente dormido.
Llegados a este punto los nubios ya no tuvieron duda de lo que había pasado.
Hacia unos mil setecientos años, según las medida del tiempo de aquel planeta, se había producido una tormenta solar de inusitada fuerza, cuyo efecto inmediato en el planeta fue un apagón de magnitud global. Habían sufrido apagones con anterioridad pero los equipos de emergencia siempre habían llegado a tiempo para reparar lo que fuera necesario y restaurar la normalidad. Parece que en aquella ocasión los daños sufridos por los inmensos generadores y centrales eléctricas fueron tan graves que no hubo tiempo para una reparación satisfactoria.
Uno a uno o en grupos, en sus casas, en la calle o en su puesto de trabajo, los habitantes de aquella civilización tan confiada en sus propios logros, fueron quedándose irremisiblemente dormidos para no despertar jamás.




miércoles, 3 de diciembre de 2008

The fool

Hoy estuve escuchando el disco homónimo de Quicksilver messenger service y me puse dos o tres veces seguidas la última canción, The fool, doce minutazos del mejor rock costa oeste que se puede encontrar. Con todos sus tópicos, de acuerdo: ambiente onírico, melodías con clara influencia española, voz lánguida como del que anda un poquito hasta las cejas de ácido, etc. Pero también se puede encontrar a uno de los más finos guitarristas de la historia del rock; el gran olvidado John Cipollina, con su sonido exquisito, siempre al límite del acople controlado con precisión quirúrgica, con sus peculiares e inconfundibles vibratos, su lógica aplastante al acometer las frases, y sobre todo, lo que yo más valoro en cualquier músico de cualquier época y condición: una emoción y un lirismo sobrecogedor.







Happy noon

Uno de mis pequeños placeres domésticos cuando tengo el día libre como hoy consiste en hacer la comida mientras escucho música y me tomo un cocktail. Hoy, en cuanto a la música, estoy con una recopilación de grandes exitos de Elvis, estupendo a esta hora. En cuanto al cocktail estoy haciéndome uno de invención propia -al menos eso creo- al que voy a llamar, se me acaba de ocurrir, "Happy noon", y que es tan sencillo como: en copa de Martini echar mucho hielo, añadir dos tercios de la copa de vermouth rojo -mejor Cinzano que Martini, es más amargo me parece a mi- y finalmente exprimir media lima, recomiendo exprimirla por el ancestral sistema de estrujarla con una mano mientras con la otra se ayuda uno con un tenedor, se remueve un poquito y ¡Voilá! Mmmhh, delicioso.
Ah, y por cierto, para comer: fajitas de pitu caleya.

¡Bon apetit!


martes, 2 de diciembre de 2008

Todo es mentira en este mundo.

Hoy estuve escuchando un ratín el "Clandestino" de Manu Chao. A mi no me va el rollo ese del mestizaje ni la cosa étnica ni nada de eso, pero el disco este, pese a ponerme bastante triste me gusta mucho, especialmente la canción que le da titulo. En realidad el disco entero parece una sola canción con 16 partes diferentes en las que hay mucha tristeza, entusiasmo loco, rebeldía, pasión, hedonismo, calidez, cercanía y verdad. Y sobre todo, repetido varias veces, cruel e inmisericorde, el descorazonador sonido de cuando te mataban en el "Space Invaders"


lunes, 1 de diciembre de 2008

Días del futuro pasado. (o de cómo se puede sentir nostalgia por lo que nunca ha ocurrido)

El parque de las tetas, Sonia y Gero están tumbados en la yerba, a sus espaldas el inmenso Vallecas, enfrente Moratalaz, con sus interminables fachadas de ladrillo rojo al otro lado de la carretera de Valencia, autovía de cuatro carriles en cada sentido. Es tarde, casi de noche, varias botellas vacías de cerveza descansan junto a ellos. Ella mira espectante hacia él y él pierde su mirada en las luces rojas de los coches que se alejan de la ciudad, con el mar como último destino.
-Estos hace media hora que fueron a por la birra-, dice ella.
-Ya... estarán dandose el filete por ahí-. Y piensa:"Como deberíamos estar haciendo nosotros"-De todas maneras yo estoy bien así.-" Y un huevo estoy bien, tengo unas ganas de de dar un mordisco a esta tia del copón, y yo creo que ella quiere que se lo de, mira que guapa está, como le brillan los ojos y lo bien que huele, pero no vas a hacer nada ¿a que no gilipollas? Y eso que yo creo que el otro día se lo pasó muy bien conmigo, menudo pedal que nos pillamos más tontamente."
-Gero, el otro día lo pasé muy bien.
-Y yo, menudo pedal ¿eh?
-Ya te digo, para marearme en el metro imagínate como iba- rie ella.
"Mira como se rie ¡Me encanta!"."¡Venga tio lanzate ya joder!"
-Yo hoy ya voy un poco fino tambien.
-Y yo... y ahora ¿que quieres hacer?-Lo mira a los ojos.
El mira de nuevo las luces rojas en la autopista, por un momento no les había prestado atención, y mientras la respuesta llega a sus labios siente que algo, una vez más, se rompe en su interior.
-Me gustaría subirme en cualquiera de esos coches y marcharme de esta puta ciudad de una vez.
-Ya...-Ella lo mira, por un momento lo ve como un joven Ulises a punto de dejar Ítaca y se emociona mucho, luego baja los ojos y queda absorta mirando los cascos vacios de cerveza.
-Ya...
Unas semanas despues él dejaría Madrid para siempre. Pasados varios años se enteró de que ella había sido detenida subiendo de Marruecos con un cargamento importante de hachis...







viernes, 14 de noviembre de 2008

El turno de noche

La noche transcurre tranquila en los pueblos y valles. La campiña resplandece bajo la fría luna de plata, ¿no sabíais que la luna es de plata?
Todo está quieto y silente, sólo alguna lucecilla amarillenta en alguna ventana acentúa la soledad de la noche sobre los campos.
Parece que la tierra se está tomando un respiro...
Pero no es así.
A pocos Kilometros, en el polígono industrial la fabrica bulle; se exprime, bufa y expele grandes fumarolas de vapor.
Dentro de la fábrica todo cruje y chirría, se suda y se maldice, los rostros se tensan, se aprietan los dientes. Las rudas botas resbalan una y otra vez sobre el cemento grasiento del suelo.
El pasto del mar es arrebatado de las fauces del leviatán innominado por la más abyecta criatura que jamás pisó la tierra o se adentró en los mares. El monstruo grande de la Industria no espera y su exigencia es enorme, su apetito voraz.
La fábrica gime, se contrae igual que los exaustos torsos a pleno rendimiento.
-¡Poca presión de vapor!
-¡Purgad la caldera!
-¡Arrancado el motor de cogeneración!
-¡MÁS PRESIÓN!
Vuelta a empezar.
Las válvulas giran como los ojos febriles que las observan. Todo se expande y se contrae a 9.000 revoluciones por minuto. Todo está a punto de estallar pero nunca estalla, o quiza esta vez si...
En el último momento un nuevo y creciente sonido hace que todo se detenga. Los oidos castigados escuchan con atención. Si, es la sirena...
Las caras llenas de aceite se relajan vencidas por el sueño, llega el relevo de la mañana.
-Nos vemos esta noche....


martes, 11 de noviembre de 2008

Into the void

Abro los ojos, primero sólo estoy perplejo y desorientado. Luego, poco a poco, una sensación como de ahogo me va envolviendo mientras el cerebro empieza a colocar los recuerdos de la noche. Sobreviene como una lenta avalancha de lodo. La idea inunda mi mente silenciosa e inexorablemente.
Lo he vuelto a hacer. Otra vez la resaca, ¡La gran resaca!, ¡La terrible!. Nada queda de aquellas de la adolescencia; aquellas resacas simpáticas y saludables de cerebro vacilante y risa tonta, ¡No!. Esta no tiene ni puta gracia. Este es el cruce de caminos donde chocan el dolor, el remordimiento y la podredumbre más hedionda del alma.
Anoche estuvo muy bien, fue en casa de un amigo, uno de los buenos. Escuchamos música, bebimos whisky escocés y celebramos pasar el rato juntos después de bastante tiempo.
¿Por que no podría ser la vida simplemente eso?¿Por que se ha de pagar un precio?
Hoy despierto casi a la hora de comer. Está nublado y el universo parece desmoronarse, como la imagen reflejada en un espejo que se rompe y cuyos pedazos van cayendo lentamente, igual que sobreviene el sueño. Como una inmersión asfixiante e inefable en el vacío.


miércoles, 29 de octubre de 2008

Gracias Julia.

Hacía ya tiempo que no echaba una lagrimita escuchando música. Hoy me pasó al encontrarme este video en youtube. Es que yo siempre fuy muy de los Beatles.
Esta canción me produce el mismo desasosiego que los crios estos.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Living after midnight

¡La hostia! No se ve ni torta por aquí, menos mal que ya cojo la autopista que está más iluminada. ¡Ah! Esto es otra cosa. Debe haber llovido, todavía está la carretera mojada,¡vaya cómo brilla! Así tan negra y brillante y con las rayas blancas reflectantes y las luces mola mogollón, parece la chaqueta de un oficial de las SS.
¡Joder! ¡Menudo sueño me está entrando! parece mentira que en 20 puñeteros minutos que dura el trayecto del curro a casa me de esta modorra.
Voy a ir detras de ese forito que va despacio y venga, tranquilamente....¡Que va! yo creo que me da más sueño, parece que me hipnotizan las luces de atrás.
Voy a adelantarlo a ver si me espabilo....Ahí, ahí, joder la verdad que anda el coche este.
Si, si ahora mucho mejor, pero ojito que en los túneles está limitao a 90, que luego te crees que hay tormenta y es el puto radar.
Na, no hay manera, es que me quedo sopa, fíjate que llevo escuchao medio disco y se me pasaron sin pisparme "Little wing" y "Castles made of sand" ¡Menuda caraja!, esto es grave, ¿Tendré que parar? Na, mira ya estoy llegando, bueno. Vaya coñazo salir de currar a estas horas.
Ahora espero no estar más de un cuarto de hora buscando sitio p'aparcar.

jueves, 16 de octubre de 2008

Alucinación en el umbral del sueño.

Lizano sentado, plácido y grande.
Una larga cola de gente ante él.
El joven de ojos soñadores ignora dicha cola y se acerca.
-¡Jesús!, ¡Jesús!, he venido a saludarte.
Un hombre muy alto, barbado y de gesto muy serio.
-Pero oiga, ¡no moleste! ¿no ve que el Sr. Lizano está aquí para compartir amablemente su sabiduría?
El pequeño soñador mira al hombre, mira hacia arriba.
-¡Oh!, ¡Usted es su padre! ...... ¿Es usted Dios?


Rollin' and tumblin'

Se marchó de casa de sus padres con 19 años.
No tenía ninguna razón para tomar uno u otro rumbo, pero se dirigió al norte, al pequeño pueblo donde había pasado las vacaciones desde que tenía uso de razón.
El autobús de las 12 hendía impasible la noche. El se arrellanó en el último asiento mientras miraba de reojo las luces de la gran ciudad que parecían decirle adiós de la manera más triste y más bella.
Le vino a la cabeza la noche anterior que había apurado hasta el amanecer con los ojos de par en par y las sienes palpitantes. El y otros dos amigos habían decidido pasar una última noche juntos a modo de despedida. Paladeó de nuevo las primeras luces del alba en los jardines de Sabatini, bajo el Palacio Real, esperando al sol sobre el césped empapado.
-Hasta la vista, nos volveremos a ver, echarme de menos por favor...
El autobús seguía rodando y pronto empezó a enfocar sus pensamientos hacia delante, mientras dejaba resbalar la mirada distraida por el desabrido paisaje nocturno. Seguiría aquella carretera, recta como la espina dorsal del país, durante toda la noche, hasta su final junto al mar.
A primera hora de la mañana llegó a su destino con una pequeña mochila y una vieja chaqueta de ante, la cabeza llena de planes y de pelo negro y rizado.
Llamó a la puerta y pronto le recibió su hermana. La casa era una vieja herencia familiar donde ahora vivía ella con sus dos niños pequeños.
Decidió quedarse allí hasta que tuviera una idea más definida de lo que quería hacer.
Durante un tiempo anduvo sin trabajo. Tampoco lo buscó con mucho ahínco. Simplemente dejaba pasar los días disfrutando de un sencillo hedonismo al que siempre se había sentido destinado.
Pese a todo, y como la comida no cae del cielo, intentaba colaborar en la economía domestica con diversas ocupaciones eventuales. Quizá la más llamativa era la de hacer auto-stop por la región y tocar la guitarra a cambio de unas monedas en los pequeños pueblos donde se celebraba el mercado semanal.
La gente solía ser benevolente y casi siempre sacaba lo suficiente para la manutención diaria. Normalmente incluso sobraba algo para una de sus actividades favoritas. Esta no consistía en otra cosa que esperar a la hora de cenar en la que su amigo de toda la vida iba a buscarlo a casa para luego, con andar resuelto y jovial, dirigirse ambos a un añejo bar del pueblo en el que transcurría la velada entre vasos de vino peleón y alguna que otra ración de sardinas o un poco de queso.
No eran aquellas reuniones como las de los viejos amigos que se encuentran tras un largo periodo de separación, -se veían todos los día y había poco que contar-, tampoco había grandes debates ni proyectos de lejanas aventuras.
Simplemente disfrutaban de si mismos. De estar con quien se quiere estar cuando se quiere estar. A veces eso es lo más difícil de este mundo.

martes, 14 de octubre de 2008

Terraplane blues

Cuando me apetece escuchar música realmente cañera suelo acabar recurriendo casi siempre al mismo disco, el "Robert Johnson. The complete recordings". Dentro de este disco, que en realidad son dos y que en teoría contiene todas las grabaciones del prematuramente fallecido bluesman, hay una que puedo poner en modo "repeat" hasta el hastío -valga la redundancia fonética-, es la pista 11 del primer CD, "Terraplane blues". La primera parte del tema se desarrolla normalmente - si es que hay algo normal en Robert Johnson-, hasta esa especie de puente que comienza en "Now you know the coils ain't even buzzin" y termina en "please don't do me wrong". Bueno, para mi ese pequeño fragmento es, y agarrense señores, ¡¡uno de los momentos cumbre de la historia de la música!!. Y cuando digo eso me refiero a la historia de la música en su totalidad, incluyendo cualquier época y estilo. A partir de esa estrofa y hasta el final, la canción se transforma, al menos anímicamente a mi modo de ver, en una catarsis, una sucesión de aullidos, mugidos, escalofriantes falsetes, frenesí absoluto y urgencia sexual. Da la sensación de que Johnson está en un estado de concentración y compromiso con lo que toca y canta, inusitado incluso para lo que es usual en él. De hecho hay canciones en el disco que acusan algo de apatía y agotamiento vocal, cosa que no me extraña ya que según creo grabó todos los cortes de un tiron en dos o tres sesiones.
En fin, no se que más decir de "Terraplane blues", espero que la disfrutéis y que dejeis vuestras propias impresiones.


lunes, 13 de octubre de 2008

Les jeux sont faits

Desde los cuatro años José arrastraba una ligera cojera producida por una osteomielitis, la cual le costo no pocas bromas pesadas por parte de sus compañeros de estudios. Lo que en absoluto le impidió ser un estudiante brillante y desde muy niño destacar en todas las disciplinas. Quizá esta minusvalía física fue en parte la que le hizo desde muy joven potenciar sus dotes de oratoria, incluso desarrollar una personalidad muy fuerte e indudablemente atractiva para no pocas mujeres.
Con veinticuatro años había terminado sus estudios universitarios de filosofía, literatura, historia, arte y lenguas clásicas. Imbuido de un espíritu romántico y no exento de dotes para el arte, pensó en hacerse escritor y dramaturgo aunque las contadas obras que escribió en su juventud no tuvieron ningún éxito.
En parte frustrado por tales contratiempos, pero siempre sostenido por su férrea voluntad, sopesó las opciones de éxito que tendrían en la política su capacidad de inventiva y su indudable carisma y don de gentes. En esta ocasión no se equivocó. Tan pronto como su intuición le dijo quienes eran las personas adecuadas a las que seguir, empezó a ascender en un partido que a su vez se acercaba más y más al poder.
Fue por aquella época, siendo ya una celebridad de nivel nacional, cuando en uno de sus elocuentes discursos, conoció a Magdalena.
Ella era una bella mujer de 29 años -el tenía entonces 33- que rezumaba por todos sus poros inteligencia y el sofisticado encanto de la clase alta del país. José se volvió loco por ella y no cejó hasta hacerla su esposa. Un año después de la boda ya tenían a su primogenita, luego vendrían cinco hijos más. Debido a su popularidad y la felicidad que irradiaban no tardaron en convertirse en la familia modélica para el partido que representaban y que ya gobernaba el país.
Entonces fue cuando estalló la guerra.
En un principio la feliz pareja se limitó a observar el conflicto desde el apacible castillo en que vivían gracias a la fortuna de Magdalena y los éxitos políticos de José. Viendo jugar a aquellos hermosos niños nadie diría que el país se encontraba inmerso en la mayor guerra que nunca se hubiera conocido. Más con el transcurso de la contienda las tornas fueron cambiando y el enemigo fue tomando posiciones cada vez más cercanas.
Llegado el momento, la familia tuvo que trasladarse a la capital y refugiarse ya sin ninguna capacidad de decisión salvo en lo que se refería a sus propias vidas.
Los días parecían eternos guarecidos en el refugio y escuchando las cada vez más cercanas bombas enemigas. El fuerte carácter de José y Magdalena nunca flaqueó, y cuando llego el momento en que indudablemente no había ninguna opción de victoria o salvación, tuvieron muy claro lo que tenían que hacer.
El 1 de Mayo de 1945 el matrimonio Goebbels puso sus pijamas blancos a sus seis hijos, los acostaron, y una vez que estuvieron dormidos, los asesinaron suministrándoles una cápsula de cianuro a cada uno. Luego al caer la tarde y después de salir del Führerbunker se quitaron la vida.


viernes, 10 de octubre de 2008

Autumn chill

¡Vaya día que hace! Es de esos días de otoño en que hace sol pero ya no sudas y puedes salir a la calle con una camiseta de manga corta y la, para mi sempiterna, chaqueta vaquera. Parece que ya ha pasado el frenesí por pasarlo bien a toda costa del verano y ahora se puede disfrutar plenamente y sin cargo de conciencia del aburrimiento. ¡Ah!¡El aburrimiento!¡Qué delicia! Se acabó el salir todos los fines de semana a hacer como que se lo pasa uno bien, el hacer caravana bajo el sol para ver algún sitio en el que aguantas cinco minutos por la aglomeración de gente a la que se le ha ocurrido ir a visitarlo precisamente el mismo día que tú. No tienes por qué aguantar estoicamente en una terraza las conversaciones estúpidas de los ocupantes de la mesa de al lado, -las conversaciones de la mesa de al lado siempre resultan un poco estúpidas, a veces hasta la fascinación-, ni los berridos de los críos pidiendo un helado, ¡menuda generación se nos echa encima!
Puede uno simplemente, como digo, aburrirse hasta la catarsis. Puede uno alquilarse "El hundimiento", una de las pocas pelis decentes de los últimos tiempos. Puede uno releer "El corazón de las tinieblas" o los relatos de Lovecraft; escuchar a oscuras el "We get requets" de Oscar peterson, -si, soy un poco pesao con este disco-; o aburrirse soberanamente con su respectiva esposa o respectivo marido... En fin, las opciones son infinitas.
En esta sociedad del culto al eterno divertimento, en la que todo lo que no es representativo de que la vida de uno es muy intensa, divertida, fascinante, geniaaal o guay del Paraguay, simplemente no existe, yo desde mi cueva escribo este elogio del aburrimiento.


viernes, 3 de octubre de 2008

Naturalmente

Llevaba yo varios días buscando música para este comienzo de otoño -si, yo es que tengo discos estacionales, qué le vamos a hacer-, todo esto entre mis discos, no pensaba comprar nada nuevo de momento.
La cuestión es que andaba que si el "Forever chages" de Love,que si la recopilación de Wilson Pickett, pero no, demasiado erótico-festivo uno y demasiado cañero el otro. Sin embargo hoy, por casualidad ya lo encontré. A mediodía, cuando llegaba de currar y mientras me calentaba unas lentejas de ayer me dio por ponerme el "Naturally" del siempre sorprendente J.J. Cale. ¡Eureka! este si que si, cómo no me había acordado antes, ¡Que subidón! Desde luego es el prefacio perfecto para el inevitable "Winterlude" que vendrá después.
¡Qué suavidad!¡Qué originalidad escondida en una música aparentemente sencilla!¡Qué buen gusto!¡Qué agradable sensación de sofá y zapatillas! Desde la susurrante "Crazy mama" hasta la trepidante "Bringing it back" pasando por la morbosa "After midnight", el cerebro absorbiendo los deliciosos ecos de esa stratocaster tan imitada, de hecho casi se me queman las lentejas, bueno, sin casi.
En fin, que sin más, para estos días que ya empiezan a refrescar y en los que el sol ya empieza a mirarnos de medio "lao" recomiendo a cualquier amante de la música este disco sabio y acariciante. Naturalmente.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Girl from the north country

Ayer cuando me metí en la cama me sentía bastante nervioso. No es un estado habitual en mi, pero tampoco me es desconocido. Más que nerviosismo, es un estado de consciencia que me hace percibír todo a mi alrededor como si estuviera a punto de desmoronarse, incluida mi salud mental. Estado de fragilidad sensitiva lo llamaría yo.
En cualquier caso, resulta bastante desagradable.
Me tendí a tu lado, y debido a mi inquietud, mi mente fue vagando hacia pensamientos cada vez más escabrosos. Empecé a pensar en cómo sería mi vida si no te hubiera conocido hace ya casi diez años. Pensé en lo pequeño que me sentiría y en lo inhóspita que me parecería la cama. Pensé que no podría acurrucarme en la parte de las sabanas que tu cuerpo calienta.
Con estos pensamientos me giré ligeramente y me acerque a ti. Inmediatamente empecé a sentirme mejor. Sentí cuan reconfortante era tu calor y cuan fragante tu piel. Abracé muy despacio tu cuerpo en penumbra y besé tu pelo revuelto.
A los pocos minutos ya estaba dormido.



martes, 26 de agosto de 2008

La playa

Aquel día despertó muy temprano, normalmente siempre lo hacía antes que él. Lo primero que hizo fue atisbar a través del respiradero de la tienda de campaña. Estaba nublado.
Abrió la cremallera intentando no hacer ruido, y se deslizó descalza sobre la yerba. Aún faltaba un rato para que el sol asomase sobre el acantilado más oriental de la playa.
Se soltó el pelo, buscó el Ipod en su pequeña mochila y seleccionó esa canción que últimamente le gustaba tanto. La puso en modo "repeat" aunque pensó que quizá no tuviera tiempo para escucharla una sola vez completa.
Subió el volumen a tope y vio como la mañana se desplegaba al ritmo de los místicos arpegios.
Recorrió el estrecho sendero que unía el camping con la playa. Llegó a la arena y la sintió fresca entre los dedos de los pies. A media mañana ya sería abrasadoramente insoportable.
La marea estaba bajando.
Cruzó la frontera que separa las arenas perpetuamente secas de las que habían sido bañadas por la pleamar durante la noche. El contacto húmedo la hizo estremecerse.
Corría algo de brisa. No había un alma. De todas maneras hoy no sería un buen día de playa.
Sin ningún ritual pero sin prisa, se quitó el pantalón corto de dormir y la tenue camiseta de tirantes. Finalmente, con dos ligeros tirones, se deshizo de los auriculares del Ipod y por primera vez, le alcanzó el inmisericorde rugido del mar como un puñetazo en la mandíbula.
Flaqueó por un instante y se sintió muy pequeña frente al mar. De pie, desnuda, como la primera mujer.
Miró hacia abajo: los dedos menudos semi enterrados, venas azuladas en los empeines, las piernas tensas y el vientre trémulo de frío.
Comenzó a caminar hacia el agua, la cabeza erguida, el viento azotándole la cara y los hombros con sus cabellos.
No se detuvo, la espuma bullía entre sus muslos, una ola lamió su vientre cortándole la respiración por un momento, avanzó un poco más, otra ola, el sabor de la sal. otra ola, los pies se despegan del fondo, una brazada, otra, otra ola...

...........................


A veces, en los días nublados de finales de Agosto, él se acerca a la playa. Se adentra hasta donde las olas lamen dócilmente sus pies y mira abstraído el rompiente. En alguna ocasión, en la luz engañosa del amanecer, le parece ver un pequeño punto entre la espuma, y con un sobresalto, se aferra, por un instante, a la idea de que ella ha vuelto.




sábado, 9 de agosto de 2008

Given to fly

Wind in my hair, I feel part of everywhere
Underneath my being is a road that disappeared
Late at night I hear the trees, they're singing with the dead
Overhead...
"Guaranteed" Eddie Vedder.



Ayer alquilé la película "Hacia rutas salvajes"("Into the wild" 2007 Dir. Sean Penn). La peli no está mal, pero no es eso de lo que quiero hablar. La cuestión es que hoy he salido corriendo a comprarme la banda sonora. No es que haya descubierto nada nuevo, conozco a este muchacho desde sus más tiernos comienzos al frente de Pearl Jam. Pero sí me ha hecho confirmar mi total devoción por un músico que desde el primer disco del grupo de Seattle demostró que era mucho más que una cara bonita al frente de una banda de moda.

Mis recuerdos del primer contacto con la Voz de Vedder, (observen que la palabra voz va con mayúscula, lo siento Frank,) coinciden con una de las épocas más deliciosas de mi vida, en la que me ocurrían muchas cosas a la vez y los días parecían un continuo devenir de sorpresas y excitación.

Llevo muchos años escuchando esa simple maravilla del siglo XX llamada Rock and roll y no voy a negar que hay muchos otros cantantes que podría incluir entre mis favoritos, desde el idolatrado por mi hermana, Freddy Mercury hasta el gran Roger Daltrey, uno de los pocos a los que he visto mantener en directo el mismo nivel que en las grabaciones de estudio, pasando por el poderoso Chris Cornell o la deliciosa Yvonne Elliman. Pero a ninguno me siento tan unido espiritualmente como a este ser humano dotado para volar, y que en mi opinión, pese a ser unos pocos años mayor que yo, ha conseguido con sus letras desenterrar la más brillante y sublime pepita de mi generación, y lanzarla a los cuatro vientos con la fuerza de un vendaval.
Realmente en sus letras veo tomar forma todas las aspiraciones, frustraciones y rebeldía que he sentido en todos estos años desde que dejé de ser niño. Todo expresado con ese lenguaje que empezó a caracterizarnos a cierta juventud de principios de los noventa, y envuelto en ese torrente salvaje que es la voz de este genio, aullante como el filo de una navaja o tan profundo que te golpea en el pecho hasta hacerte caer a tierra entre una nube de polvo para luego volver a elevarte sobre las más altas cumbres. Para mi, musicalmente hablando, hay pocos placeres tan dolorosos como el de dejarme desgarrar el alma por la voz de Eddie Vedder. Por eso, una y otra vez, hasta el día de mi muerte, gracias....



martes, 5 de agosto de 2008

Midnight rider

No puedo dormir, ¡menudo calor hace!
Me suda hasta el humor.
Nunca la cama me había abrazado así.
Rechazo su abrazo, parece la muerte.
Doy media vuelta, doy otra media.
Me caigo hacia atrás y despierto otra vez.
Llevo mi cabeza a los pies de la cama, llevo mis pies a la almohada.
Mi torso está ahora bajo la ventana.
No entra ni gota de brisa, la ventana está muerta.
La tierra ya no es redonda, es una inmensa bañera húmeda y caliente.
Mi cama es enorme y muy blanda, parece una colchoneta llena de aire viciado, flotando en un mar de gelatina humeante.
Me pica todo el cuerpo, recorro mentalmente mi sudor y doy otra vuelta. El prurito aumenta.
En la cima de la noche la vida se abrasa y yo me cocino en mi propio jugo.
No añadir aceite, es la autentica receta.
Aparto telarañas de mi boca y odio mi pelo.
Me rindo, hoy no dormiré.
Moriré mañana, pero a pleno sol.

Me levanto y escribo...


miércoles, 9 de julio de 2008

Summertime

Media tarde, el sol entra por los cristales de la galería de mi casa, la ventana tiene abierta una rendija y las cortinas ondulan perezosas.
Si miro hacia lo lejos, por detrás de la torre del castillo, veo los bosques y prados que ya van quedando en penumbra. Siempre ha sido una de mis vistas favoritas.
La rotunda mole de la torre en primer plano, casi amenazante, con su único ojo mirando al infinito, y detrás el aún más grande pero apacible y dócil monte Rebollín. Con una cualidad viva, como de dantesco herbívoro dormido, tan manso que multitud de árboles y vastas praderas han ido arraigándose en la gruesa piel de su grupa tras milenios de sol y lluvia.

Hace varios días que ya huele realmente a verano tras una lluviosa y tardía primavera.
Ya vuelvo a sentir en mi piel y mi alma al viejo conocido, al de la luna más blanca y benévola, al de las largas tardes de calor en que la sidra se pone a enfriar. El querido verano, en el que los días parecen un río lento y caudaloso, ya que transcurren plácidamente y permiten cruzarlos una y otra vez de orilla a orilla hasta su inmensa y suave desembocadura en la noche, noches despiertas de agosto, de olor a yerba segada y sidra, de costumbres viejas y viejos amigos que ensanchan el corazón en el reencuentro, pasado el interludio invernal.

jueves, 26 de junio de 2008

In the court of the crimson king (Comentario libre de un disco muy amado)





A todos mis amigos melómanos, que no son pocos.

I

El advenimiento de la locura encerrado en una habitación, crujir de paredes, objetos amenazantes que se muestran extraños bajo la débil pátina de la cotidianidad.
Temblores en el espinazo, euforia y terror, la gran máquina dominante y la sumisión humana.


Luego, la calma, suaves vientos soplan dulcemente entre los arboles. Amables diosas de la espesura tocan sus flautas para vosotros y os adormecéis junto al agua clara de un manantial.
La naturaleza, en su narcisismo, se mira embelesada en el tranquilo espejo de un lago para regocijo de nuestras almas.


Mi caminar es cada vez más pesado, como atravesando una ciénaga. Hace varios días que perdí a Artax, y temo que pronto seguiré su destino. O si no, deambulo por las vastas estancias de mi palacio vacío. Fruncido el entrecejo con dolorosos descubrimientos, hasta que mi propio divagar inunda como un insoportable eco burlón las inalcanzables bóvedas. El palacio es la más hermosa maravilla que hayan visto ojos humanos, pero estoy solo y no encuentro la salida.


Ahora es de noche, azul índigo y plata mate, una inmensa luna llena se refleja en un estanque quieto donde flotan hojas secas de sauce. Benévolos seres alados revolotean cerca de mi cuerpo yacente y en la distancia se escucha una musica extraña, música que no tañen manos humanas, es más bien la propia escena quien la crea. No añoro el día ni la luz del sol, la belleza que se despliega ante mi, me hace llorar. Desde el exhuberante jardín, casi descuidado, casi salvaje, me rindo incondicionalmente a la gran madre Selene.

Mi habitación. Yo soy un niño de nuevo. Debajo del armario hay mundos
enteros por explorar, ¿que ruta seguiremos hoy?¿seremos unos indios
atravesando un nevado paso de montaña?¿Unos exploradores en
África?¿seremos Jim y Huckleberry navegando el Mississippi en una almadía
de troncos? No importa, aquí se esta bien, Mira, apoya la cara en el
suelo, esta frío y es muy agradable, no te preocupes, quédate aquí, aún
queda mucho para la hora de cenar...


Todo salta en pedazos y refulge con vívidos colores irisados. Recuerdo hechos y sensaciones que aún no han sido y pienso en los días del futuro pasado.
La multitud abre ojos y bocas de gozo, miedo y asombro, apenas se puede respirar, y el cielo suena como nunca antes con un ruido ensordecedor.
Las nubes se apartan abriendo un claro perfectamente circular y el rostro de Dios se nos muestra por primera y última vez.
El séptimo ángel no toca la trompeta, es batería de rock and roll, y atormenta sus tambores con redoblada energía.
El universo entero parece contener el aliento por un instante.

-¡Vamos! Recoge tus juguetes, mañana tienes que madrugar....




sábado, 14 de junio de 2008

On the road again

For all the shut down strangers and
hot rod angels Rumbling through this
promised land.


B. Springsteen "Racing in the streets"


Cruzamos pueblos dormidos y pequeñas ciudades en las que a veces veías tambalearse al último borracho del sábado, haciendo que la acera pareciese demasiado pequeña para él.
Lo veíamos girar la cabeza con gesto perplejo y aturdido ante el ruido de nuestro motor; un instante después, lo perdíamos de vista, dejando su caminar incierto bajo la luz amarilla de las farolas.

En un abrir y cerrar de ojos estábamos otra vez en medio de la nada, zumbando sobre el negro asfalto.

Conducir toda la noche, esa era la consigna.
Sólo éramos tú y yo, y Canned Heat en la radio a todo volumen.
La vieja furgoneta gimiendo por todas sus juntas, abría con sus faros la noche partiéndola en dos.

Subimos algunos puertos forzando el motor al máximo,y luego los bajábamos con los discos de los frenos al rojo vivo.

Sacábamos la cabeza por la ventanilla para oler la noche y, llenos de anticipación, creíamos percibir el aroma del mar en la brisa que silbaba entre los ralos bosquecillos de eucalipto de la costa.

El objetivo de llegar a una playa antes del amanecer parecía cada vez más cerca, y nosotros saltábamos en los asientos de excitación.

Al rayar el alba llegaríamos a la costa, el final de la carretera, el final del país y de la tierra, Finis Terrae, la costa de la muerte. Porque allí muere la andadura de todo el que sigue el sol poniente, de todos los que se encaminan hacia el oeste con sus ligeros macutos, sus raídos zapatos, o sus oxidados cacharros con el parabrisas lleno de cadáveres de insectos.

Todos los pobres ángeles de los arcenes que recorren la autopista que lleva hacia el final de la noche y persiguen un sueño a sabiendas de que ya no existe.


viernes, 6 de junio de 2008

Yo no soy de aquí (Para Scout)

Es casi la hora de cenar.
Miro por la ventana de la cocina y no quiero estar aquí.
Miro hacia el oeste y veo el cielo en llamas. De un rojo que no podría describir en la totalidad de una novela. Que merecería pasarse la vida embadurnando lienzos intentando reproducirlo.
Miro hacia ese cielo y no quiero estar aquí, yo no soy de aquí. Yo pertenezco a ese cielo. Yo querría estar bajo su salvaje cúpula. En tierras que nunca he visto, con gente que no conozco, rasgando mi ropa al atravesar la espesura a toda velocidad en una continua carrera.
Quiero estar allí, donde se apuran las copas de dulces vinos y se canta y se escucha cantar, donde se llora al escuchar cantar porque se sabe que nada más bello se ha de vivir después de eso, después de haber compartido con los faunos y su dios Pan, con las dríadas, y con todos los seres de los bosques donde nunca entran los hombres y que están bajo ese cielo que veo desde mi cocina.


domingo, 1 de junio de 2008

The promised land

*Recomendación:Antes de empezar a leer, seguir el enlace del título en ventana nueva. Una vez que arranque la música, comenzar con la lectura.

Allá íbamos nosotros calle Ríos Rosas abajo. Con el viento en la cara y en nuestras chaquetas, a última hora de la tarde mientras la inmensa bola roja aún pendía sobre el Parque del Oeste.

Corríamos calle abajo, y corrían los días mientras besábamos las botellas de cerveza caliente y besábamos las hojas de los árboles, y finalmente nos besábamos bajo sus copas.

En el banco frente al escenario apoyaste la cabeza en mi regazo para recibir mi alimento. Luego no te volví a ver.

Volamos por las calles, inventando cada día un nuevo camino hasta caer en la noche, que siempre es la misma. La noche anaranjada de Madrid donde enloquecíamos una y otra vez sintiendo el aire fresco de la sierra al comienzo de la autopista.

Rodábamos por el césped humeante de la noche de Junio, y reíamos y aullábamos bañados en sudor y oliendo a asfalto caliente.

viernes, 30 de mayo de 2008

Biografía de un mamífero; o Gracias Piter.(Viva la vehemencia, la demencia y la inocencia)

Yo nací en Madrid el 14 de marzo de 1975 en una clínica de la calle Zurbarán, o Zurbano, o una de sus adyacentes. Perdón pero no lo recuerdo muy bien, quizá fue en la calle Velazquez.
La cosa es que nací en plena zona "alta" de la ciudad, vamos, pija,pija.
No obstante, como tantas veces habrá sucedido, alguien debió cometer un error con los canastillos y terminé en una familia obrera de la calle Hernán Cortes, barrio de Maravillas, hoy conocido como Malasaña, gente humilde pero ¡honrá!

De mi más tierna infancia recuerdo más sensaciones que situaciones, aunque quisiera hacer especial hincapié en las tardes que pasaba lanzándome pasillo abajo con mi triciclo, digo pasillo abajo ya que debido a un obús que impactó sobre la casa en la guerra civil sin llegar a explotar, esta tenia cierta caída hacia la calle de la Farmacia, muy conveniente para mis primeros pinitos en el mundo de la conducción, y que me permitía tomar la curva de la cocina "en dos ruedas" como el mismísimo Ángel Nieto(finales de los setenta, hoy sería como el mismísimo Rossi).

Unos tres años y medio después nació mi hermano, -tengo una hermana mayor, pero ya hablaremos de ella cuando el relato se adentre en mi vida adulta-, aunque en un principio esta situación no era muy aprovechable; en cuanto tuvo uso de razón comenzamos a unir nuestro ingenio hasta conseguir formar una especie de guerrilla nicaragüense casi invencible y que hostigaba con ardor infatigable a primos, vecinos, compañeros de colegio y demás gente menuda. Como mi padre era en aquellos tiempos representante de varias firmas de moda, el pasillo de mi casa siempre estaba lleno de percheros y cajas de cartón de muy variados tamaños con los que nosotros construíamos nuestros fuertes y puestos de mando, siempre preparados ante cualquier actividad foránea que considerásemos hostil.

Más tarde llegaron los días de escuela. Primero en un colegio de pago de las afueras de Madrid y luego, cuando la economía doméstica comenzó a resentirse, en el colegio público mas cercano a mi casa. No menciono el nombre del colegio por no involucrar a terceros.
De las clases aproveché todo lo que me interesaba, lo que no, lo dejé allí para generaciones venideras. Allí también hice algunas amistades de diversa duración.
Una de las actividades escolares más atractivas, y a la que recurríamos con cierta frecuencia, era la de escapar del patio de recreo, meternos en una clase vacía y utilizar el mobiliario para fines mucho más divertidos que los que se les suponía en un principio: construir fortalezas con las mesas, utilizar el pulido asiento de las sillas como improvisada tabla de surf, etc. Esta cuadrilla, conocida en el barrio como "Los nuevos cuatro niños de Écija", estaba compuesta por Mario, de la calle Pelayo, Iván, de la Corredera alta, Enrique, Fuencarral 98, casi en la glorieta de Bilbao, y yo. De estos compañeros aprendí todo lo que se podía aprender sobre la vida escolar en aquellos inocentes años ochenta. Más adelante, en mi fugaz paso por el instituto, fui instruido en actividades más productivas: comercio con gafas de sol de marca, menudeo con sustancias más o menos nocivas para la salud, etcétera.
También considero a mi grupúsculo de entonces uno de los pioneros en utilizar las mesas del parque de Barceló (Jardines del Arquitecto Ribera) para sostener litronas, vasos de calimocho y demás brebajes, antes de la masificación del fenómeno del botellón.

Por aquella época decidí que nunca iría a la universidad. Todas las cosas que había aprendido hasta entonces me divertían mucho, pero observé que también me producían ciertas crisis nerviosas. Yo quería estudiar filosofía, pero cierto día escuché a un niño de larga barba blanca decir que en la facultad de filosofía se aprendía de todo menos filosofía. Finalmente desistí.

¿Continuará?

viernes, 23 de mayo de 2008

Adiós muchachos

Tengo 84 años y me estoy muriendo.
Hoy he oído al medico decírselo a mis hijos, pero yo ya lo sabía.

Siempre llega el momento en que te metes en la cama sabiendo que ya no saldrás más.
No tengo miedo, ya no siento el escalofrío que me recorría en mi juventud al pensar en la muerte. Más bien siento un poco de pudor por verme obligado a ofrecer tan deplorable espectáculo a gente tan querida. Me recuerda a los primeros cambios en mi temprana pubertad, cuando me sentía avergonzado ante lo inevitable de mi nueva etapa vital.
Siempre me ha gustado mantener un férreo control en todas las circunstancias de mi vida, y obviamente en este momento estoy muy lejos de lo que se podría llamar controlar la situación.

También siento rabia. ¿Por qué mi cuerpo ha llegado a convertirse en este amasijo de huesos quebradizos y carne flácida cuando mi mente sigue virgen y ávida?
¿Por que debo resignarme cuando el mundo sigue su imparable y cósmica travesía? ¡Quiero ver un poco más!¡Quiero saber que va a pasar mañana!
En la tarde, los jóvenes se reunen para ir a bailar y cuando cae la noche hacen el amor.¡Quisiera ser participe de todo eso!¡Quiero volver a beber vino y oler todas las rosas!¡Quiero volver a escuchar "You look good to me"!

Dicen que en el momento del adiós, uno lamenta las cosas que no pudo o no se atrevió a realizar en la vida. En mi caso no es así. Yo recorrí todas las veredas en pos de la alegría, y muchas veces la encontré. Precisamente por eso la idea de cerrar los ojos definitivamente resulta doblemente dolorosa.
¿Por qué creamos lazos tan fuertes con los demás?¿Por qué amamos hasta el límite de nuestras fuerzas?¿Por que nos es dada la capacidad de disfrutar y emocionarnos con tantas cosas si todo nos va a ser arrebatado sin piedad?
¿Dónde irán mis dulces recuerdos?¿Que será de todo el amor que dí?¿Que será de todo el que me dieron?¿Que será de mí....?

sábado, 10 de mayo de 2008

Diario de Ben Gunn

Hace ya dos años y medio que estoy abandonado en la isla, y los días pasan en una confortable rutina, al menos mientras el sol ilumina esta parte del mundo.
Por la mañana, muy temprano, salgo del cobertizo, y tras asearme en uno de los dos arroyos que recorren la boscosa prisión de norte a sur, me encamino hacia las trampas que tengo dispuestas en busca del frugal desayuno.
Tras la primera comida del día y después de revisar lazos, anzuelos y sedales, dedico el resto de la mañana a recorrer la isla y holgazanear. Las más de las veces, subo a los tres puntos mas altos y escudriño el horizonte en busca de alguna vela lejana con la vacua esperanza de que ellos pudieran pensar en atracar aquí para carenar, hacer aguada o cualquier otra de las maniobras para las que un navío necesita la proximidad de tierra firme.
Por la tarde y después de la comida, que suele consistir en pescado o moluscos arrancados de las rocas, me meto en el cobertizo hasta que el calor disminuye. Luego, cuando el sol ya está muy bajo, doy un último paseo por el fondeadero al sur de la isla, y acto seguido me voy a dormir.
Entonces es cuando comienzan mis terrores...
Primero mi mente se centra en los ruidos de la espesura; pajarillos en su nido o pequeños roedores que en mi imaginación se transforman en fantasmagóricas e innominadas monstruosidades nocturnas. Pero ese es un temor pasajero. Pasado un rato todo queda en calma y entonces mi miedo abarca mucho más.
Hasta mis oídos llega vagamente el rumor de las olas en el rompiente y con él la consciencia de la insularidad de mi morada. Tras ese rompiente presiento el océano, inmenso y negro, con un rugido aún mayor. Imagino las inconmensurables distancias en las que tan solo encontraría agua y más agua sobre tremendos abismos. Y al final de ese piélago, el todavía más grande rugido del continente, el brutal rugido de la costa lejana, de las grandes ciudades, de las hordas humanas en su día a día frenético, el rugido de una ola que podría inundar el mundo entero.*
Llegado ese punto, lo veo todo con mucha claridad. Veo la diminuta isla como una frágil embarcación a punto de ser arrastrada a las profundidades, veo como toda la corteza terrestre, tierra y mar, comienzan a replegarse sobre si mismos hasta alcanzar alturas no imaginadas por la más enferma de las mentes. Veo como una temible cresta se va formando, se sostiene trémula durante un instante, y lentamente, precedida de un sordo rumor, se va desmoronando en terribles estallidos de furia, ahogando los pavorosos e inútiles alaridos de pánico de los pobres humanos; las indefensas e inconscientes criaturas que por ignorancia o crueldad innata, o quizá por las dos cosas a la vez, habían ultrajado y herido de muerte a la más antigua y primigenia de sus madres.

*Heard the roar of a wave that could drown the whole world,(De la canción "A hard rain is a-gonna fall" De Bob Dylan.

sábado, 3 de mayo de 2008

Canción de cuna

De nuevo le asaltó aquel incómodo pensamiento, ¿se había convertido en la persona que realmente quería ser cuando era joven? Tenía la impresión de que no. Más bien había construido meticulosamente una especie de armadura multifunción que le servía para desenvolverse en casi cualquier circunstancia: podía mostrarse alegre, cariñoso con su familia y amigos, inflexible y despectivo en los sucesivos trabajos que había desempeñado, etc... pero siempre tras ese filtro que solo permitía salir lo que él quería, y que no dejaba que casi nada le tocase.

Con esas reflexiones pasó casi toda la tarde hasta la hora de acostarse. La hora en la que a veces, y con sumo cuidado, como una crisálida, iba desembarazándose de tan aparatosa coraza, como un inmenso crustáceo que abandonando el exoesqueleto, y una vez seguro de que nadie podía verlo, mostraba su blando interior, un cuerpo tierno, blancuzco y palpitante que no habría podido soportar la luz del sol y que desprendía una especie de cálida y húmeda emanación.

Al apagar la lámpara se podría decir que aquel cuerpo deforme y frágil emitía una ligera luminosidad; como una fosforescencia, y si alguien pudiera haberse acercado lo suficiente podría haber advertido bajo la fina y casi transparente piel, vagos movimientos y pequeñas fluctuaciones en el tono y brillo del cuerpo menudo. Esos enfermizos fulgores casi ocultos no eran otra cosa que todos los sueños y anhelos que no había dejado desarrollarse a lo largo de su vida y que dentro de su armadura habían ido reconcentrándose, mutando y transformándose en las más espantosas pesadillas y terrores cósmicos que cada vez le costaba más dominar...

viernes, 18 de abril de 2008

Do you know what it means to miss New Orleans

Hace unos días, tras un más o menos venturoso periplo por el intrincado bosque de youtube, después de apartar un poco de maleza y restos de arboles secos, me encontré con una versión de la canción que utilicé como titulo de este post. Es una interpretada por el grandísimo cronopio Louis Armstrong,(que dijo Cortázar,) y mi amadísima Billie Holiday. Pese a ser declarado e irredento admirador de esta última, me parece que en este caso, el oriundo de New Orleans se la come con patatas. La sensibilidad, el lirismo, el profundo amor y conocimiento de causa que se percibe en su interpretación me produce escalofríos.
La cuestión es emocionarse, llorar, reír, estremecerse, ser feliz o anhelarlo, o por lo menos sentir la añoranza de haberlo sido. Todas esas cosas, para mi están en esa canción y Armstrong la interpreta admiráblemente.

martes, 15 de abril de 2008

Los hermanos de la costa (Para Luigi)

Muchos años ya llevamos bogando...
Al principio, despreocupadamente, dejábamos tostarse nuestra piel en el bajío de las aguas termales; luego, ya perdido el miedo a aguas más profundas, aunque sin rebasar la raya roja, transcurrieron chapoteando largos veranos.
Todo aquello quedó muy atrás.
Hoy navegamos entre olas grises y siempre bajo un cielo que amenaza tormenta, pero aunque la chalupa es pequeña, también es muy marinera y sus cuadernas son fuertes.
Cuando desfallezcas al remo, yo lo cogeré y viceversa, como siempre hicimos.
Cuando nos ciegue el sol reflejado en el espejo de la calma chicha, compartiremos el tabaco y beberemos el ron de la misma jarra.
Rogaremos clemencia a Poseidón en la tempestad, y mostraremos nuestro agradecimiento a Eolo cuando la brisa nos empuje sin dirección, pues aunque olvidamos el sextante en la ribera, no importa el destino sino la travesía, y esta la hago en compañía de un amigo.

sábado, 12 de abril de 2008

From the cradle

-Pequeña, ¿Viste ese anuncio?
-¿Qué anuncio?
-Ese, ese en el que salen unas personas zambullendose en el agua...
-No se, creo que no...
-La cosa es, que cuando se sumergen se convierten en bebés, o niños de teta, o como se diga...¿A ti te gustaría volver a ser bebé?
-¿Bebé?...Pues no se, creo que no, me da como pereza...
-A mi si me gustaría.
-Y ¿por qué, Pequeño?
-Pues porque lo recuerdo como una sensación muy agradable.
-Pero ¿cómo puede ser eso?¿Cómo puedes acordarte de cuando eras recién nacido?
-No se, pero me acuerdo, me acuerdo de estar boca arriba en la cuna, en una habitación de la casa de Madrid y ver como entraba el sol por la ventana y hacía brillar las motas de polvo. Esas motas de polvo es uno de los recuerdos mas antiguos que tengo.
-¡Me parece increíble!
-Si, también me acuerdo de que la ventana estaba abierta, era primavera, seguro, mi madre tendía la ropa y el olor en la habitación era muy agradable, a ropa limpia...
-¡Que curioso! y ¿Qué más recuerdas?
-Pues no se, no recuerdo tener ningún anhelo ni ninguna inquietud, ni esta opresión que siento a veces en el pecho, solo los colores claros, el sol, la brisa aún algo fresca agitando las cortinas, como una canción de Facto de la Fe...
-¡Huy!¡Espera! Que ya acabaron los anuncios.
-Si,¿por dónde iba la peli?, ya no me acuerdo...

viernes, 21 de marzo de 2008

Blackbird (Para María)

Doblo la esquina y entro en la calle donde vivo. Aún no ha amanecido y hace fresco. Estoy cansado y el sueño empieza a notarse.

Oigo cantar a un mirlo tras una vieja tapia y siento nostalgia del nido donde se acurruca caliente. De su nido o de algún nido.

Pienso en ti...
En tu calidez de sábanas arrugadas, en tu pelo revuelto y tu cuerpo desnudo al que tanto anhelo acercarme. Aunque sé que nada más rozarte empezarás a despertar. Irás alejándote de mi sueño cada vez más profundo y la mañana se desperezará lentamente ante ti.

Tú comienzas el día y yo lo termino...

Lullaby of birdland (Para Guti)

Pese a que la foto es en blanco y negro creo que se puede adivinar que la corbata es de vivos colores y que posiblemente no haga buen conjunto con la chaqueta presumiblemente parda, ni con el pantalón.
Tampoco parece advertirse ningún tipo de posado por parte del modelo ni intento de dar una imagen de artista "cool" ni de músico de vanguardia, ni de nada parecido.
Simplemente una sonrisa y un gesto relajado, probablemente dedicado a algún amigo o a algún miembro de su banda.
Nada mas. Ninguna pretensión, ningún artificio, nada de nada...
Solamente un músico afroamericano sosteniendo su saxofón en un momento de distensión compartido con gente amiga.

¡Pero cuidado! no nos confundamos. A pesar del ambiente intrascendente de la fotografía y la humana sencillez del modelo, sepan ustedes señores que nos hallamos ante uno de los más sublimes músicos de jazz que ha dado el siglo XX. Aunque yo mismo reconozca que no es de mis favoritos, y que al principio la "fealdad" de su música me echaba un poco para atrás, hoy en día no me queda sino reconocer que es uno de los grandes junto a mis otros jazzmen amados. Y que si grande es su música también lo es su actitud, muy lejos de la impostura, y de ese tipo de aura místico-grandilocuente con que se ha vendido a otros músicos quizá en un intento de enmascarar ciertas limitaciones a la hora de crear arte, que al fin y al cabo es de lo que va todo esto.
Sssshhh!! Suena Loverman.

miércoles, 19 de marzo de 2008

A la deriva

Estaré en la isla.
Buscadme en la umbría ensenada protegida de la brisa.Me hallareis sentado, fumando mientras los hombres calafatean el casco para hacerse de nuevo a la mar.
Buscadme donde las aguas, de tan claras, permitan ver el fondo arenoso, las algas, corales y restos de pecios que nadie recuerda, y cuyos vientres quizá albergan tesoros inaccesibles.
Buscadme en mi isla. Junto al viejo cascarón de la "Hispaniola" con sus raídos sudarios y sus vergas ya podridas.
Buscadme en el fondeadero donde cayó Israel Hands, entre los bosques donde durante tres años vagó el espectro de Ben Gunn.
Dejadme hundirme con Davy Jones, con el viejo capitán y con sus andrajosos piratas.
Y que el albatros vele mi pesado sueño de ron y salitre.
Viento en las velas....

lunes, 10 de marzo de 2008

Grande de los cantes grandes

Tu voz suena como a cántaro de barro y tus ojos parecen los de un chiquillo perdido que pide en la calle; como el gitanillo que canta flamenco en "La colmena" la gran obra de ese borrico letrado que fue Cela.
Tremendo en la soleá, indómito y rebelde por alegrías, convirtiendo en cante grande, gracias a tu jondura los humildes fandangos, inigualable por caracoles en los que cantas a las madrileñas resaladas. y siempre expresando ese dolor inexpresable, ese que dobla las rodillas y desencaja la mandíbula.
Entre mis favoritos también están Mairena y Pastora Pavón, el por su absoluto dominio de la técnica y ella por el timbre de su voz , casi sobrenatural.
Pero en ninguno de ellos siento la variedad de matices que hallo en tu cante.
Que tu voz de tierra seca siga hiriéndonos el alma como hasta ahora y montes tu caballo de luz y brío para generaciones venideras.
Ayer, hoy y siempre, gracias Manolo caracol.

lunes, 3 de marzo de 2008

Why was i born (para Piter)

Voy por la calle, siento el aire pero es como si realmente no me tocara, como si no fuera capaz de meterme del todo en el meollo de la vida.
La gente me habla y contesto, pero como si hubiera un mecanismo dentro de mi que supiera lo que tengo que decir para provocar esta o aquella reacción, no son respuestas realmente conscientes o que salgan de lo que yo considero mi "yo" profundo.
Mi alma, que diría un místico, siempre está recubierta como por infinitas capas, como la piel de una cebolla, (homenaje a Neruda y a Herman Hesse de paso) y el núcleo central de mi persona nunca llega realmente a ver la luz.

sábado, 1 de marzo de 2008

Minor swing

Ahí está mi guitarra. Apoyada en la pared entre la nevera y la ventana. Parece que me mira desde su única cuenca vacía como retándome; ven aquí, cógeme, toca un rato antes de que se haga de día. Quisiera tocar pero quizá es demasiado temprano, todos duermen. Además, ¿que tocaría? ¿las mismas viejas canciones que mi pereza no me ha permitido mejorar?¿improviso algo con mi burda técnica y mis limitados fundamentos musicales?
Recuerdo cuando empecé a tocar con trece o catorce años. Me solía imaginar a mi mismo en un gran escenario, ante miles de personas fascinadas con mi música.
Yo siempre creí que los músicos que a mí me gustaban eran personas muy especiales, y en esa ensoñación mía, el publico pensaba lo mismo de mí.
Han pasado muchos años, casi está amaneciendo y en la cocina hace frío. Miro hacia la ventana a la derecha, junto a la nevera , apoyada en la pared, está mi guitarra.

domingo, 17 de febrero de 2008

Autumn leaves

Recojamos las flores antes de que acabe la primavera, porque cuando pase el verano, el otoño no tendrá compasión y hará caer las viejas hojas que ahora vigorosas nos brindan su sombra.

martes, 5 de febrero de 2008

Hungry yearning

Había estado observandola casi toda la noche y a esas horas cercanas al amanecer ya sabía que me estaba enamorando de ella. Quizá ya no brillaba como lo había echo unas horas antes pero en cierto modo ahora parecía mas real y cercana; con una cualidad tangible que yo no había percibido antes, como si ahora, según iba clareando el horizonte, ella, completamente agotada, se hubiera deshecho de todo artificio y se mostrase sin pudor en un ultimo intento desesperado de captar toda atención antes de desaparecer.