Si tuviera que destacar a los que yo llamaría mis mentores musicales, creo que el primero, al menos cronológicamente hablando, debería ser mi padre. Uno de los primeros recuerdos musicales que tengo son los viejos songbooks de Ella Fitzgerald y los sencillos de la banda sonora de King Creole que hubo en mi casa desde que tengo uso de razón.
Más tarde entraría en escena Guti. Dos críos en pantalones cortos escuchando el "Tubular bells" o el "Back in Black" en una pequeña grabadora de aquellas monomando y viendo la vida desde las alturas de la panera de Ponteo.
Años después, ya siendo yo mayorcito, hice amistad con Ignatius, algo más joven que yo, pero que me sorprendió por el buen gusto que tenía para elegir los discos el jodío. Con el abrí mi mente a mucha otra música de la que ya he hablado en este blog en alguna ocasión.
Pero no sería justo si de esta lista excluyera la gran influencia de mi hermana Scout en mis gustos melómanos y melodramáticos.
En la época que vivíamos en Madrid, recuerdo ver siempre vinilos que iban y venían, prestamos que se devolvían más o menos tarde o que directamente no se devolvían etc...
Hubo muchos que nunca llegué siquiera a poner bajo la aguja, pero otros.... otros si.
Nunca olvidaré cuando apareció por casa el increíble "Rain dogs" de Tom Waits o el "De un país en llamas" de Radio Futura, pero estos días me acuerdo concretamente de dos discos que creo que me marcaron profundamente aunque luego he pasado muchos años sin escucharlos: Uno es el "Too-Rye-Ay" de Kevin Rowland & Dexy's midnight runners; un vivificante disco lleno de energía y melancolía a partes iguales. La introducción solo al piano de la canción "Plan B" me parece que alcanza las más altas cotas de lirismo, si yo algún día interpreto algo con la mitad de sentimiento me considerare afortunado.
Y el otro es "High land hard rain" de Aztec Camera" ¡una puta maravilla señores!, no se como describir este disco, -hace poco lo compré en cd-, pero recuerdo muy bien la hostia que me pegó la primera vez que lo escuché, tuve la impresión de no haber escuchado nada tan grande desde los Beatles. Hoy en día he escuchado mucha más música y tiene uno otra perspectiva pero hay cosas; pequeñas maravillas como "Down the dip" que lleva uno ahí enganchaditas como con un diminuto garfio, ahí en la parte izquierda del pecho, ahí junto a eso que hace pum, pum, pum...
Gracias Scout.

Más tarde entraría en escena Guti. Dos críos en pantalones cortos escuchando el "Tubular bells" o el "Back in Black" en una pequeña grabadora de aquellas monomando y viendo la vida desde las alturas de la panera de Ponteo.
Años después, ya siendo yo mayorcito, hice amistad con Ignatius, algo más joven que yo, pero que me sorprendió por el buen gusto que tenía para elegir los discos el jodío. Con el abrí mi mente a mucha otra música de la que ya he hablado en este blog en alguna ocasión.
Pero no sería justo si de esta lista excluyera la gran influencia de mi hermana Scout en mis gustos melómanos y melodramáticos.
En la época que vivíamos en Madrid, recuerdo ver siempre vinilos que iban y venían, prestamos que se devolvían más o menos tarde o que directamente no se devolvían etc...
Hubo muchos que nunca llegué siquiera a poner bajo la aguja, pero otros.... otros si.
Nunca olvidaré cuando apareció por casa el increíble "Rain dogs" de Tom Waits o el "De un país en llamas" de Radio Futura, pero estos días me acuerdo concretamente de dos discos que creo que me marcaron profundamente aunque luego he pasado muchos años sin escucharlos: Uno es el "Too-Rye-Ay" de Kevin Rowland & Dexy's midnight runners; un vivificante disco lleno de energía y melancolía a partes iguales. La introducción solo al piano de la canción "Plan B" me parece que alcanza las más altas cotas de lirismo, si yo algún día interpreto algo con la mitad de sentimiento me considerare afortunado.
Y el otro es "High land hard rain" de Aztec Camera" ¡una puta maravilla señores!, no se como describir este disco, -hace poco lo compré en cd-, pero recuerdo muy bien la hostia que me pegó la primera vez que lo escuché, tuve la impresión de no haber escuchado nada tan grande desde los Beatles. Hoy en día he escuchado mucha más música y tiene uno otra perspectiva pero hay cosas; pequeñas maravillas como "Down the dip" que lleva uno ahí enganchaditas como con un diminuto garfio, ahí en la parte izquierda del pecho, ahí junto a eso que hace pum, pum, pum...
Gracias Scout.
