domingo, 15 de febrero de 2009

Salas, finales del siglo XX

A raíz de un encuentro con Ignatius el día de Nochebuena por la tarde, surgió, casi de forma espontánea uno de los proyectos musicales más ilusionantes en los que me he metido últimamente y del que ya tendréis noticias en su momento.
Pero todo esto se remonta en realidad muy atrás.
Todo empezó hace muchos años, durante las interminables jornadas que pasábamos en el bajo de la casa de los padres de Ignatius.
Era una sala rectangular, pequeña y con un mobiliario rayando el minimalismo oriental.
A bote pronto, recuerdo una estantería atiborrada de libros y discos ocupando toda la pared del fondo, un equipo de música con plato como dios manda, un sofá, una o dos guitarras y un cenicero.
Por toda decoración, dos fotos enmarcadas en la pared: una de Hendrix quemando una guitarra y otra de los Beatles, siempre los Beatles.
Allí, como digo, igualmente se pasaba con ansiedad la tarde previa a nuestras entonces intrépidas incursiones nocturnas, como se incubaban nuestras resacas más existencialistas.
Allí se hablaba de cualquier tema, de lo humano y lo divino. Tan pronto se discutía sobre "El Aleph", como sobre el culo de la camarera de la noche anterior.
Allí se pasaba el rato, se fumaba, se leía y sobre todo se escuchaba música.
En el transcurso de aquél ir y venir que era nuestra vida en aquellos días, se fué entretejiendo la inmensa telaraña que hoy son nuestros más arraigados gustos musicales.
Sobre aquel sufrido plato dieron muchas vueltas todos los de los Beatles, los Allman, los Stones, Jethro Tull, que cada día me gustan más, Emerson Lake and Palmer, los incomparables King Crimson con su obra maestra que ya comenté aquí en otra ocasión. También se escuchó algo a Dylan, pero a mi todavía no me había envenenado. Otro día alguien traía una cinta con el "Study in Brown" de Don Clifford...
Y siempre contando con la santa paciencia de Ignatius que, tarde tras tarde, nos acogía como a unos auténticos peregrinos del Rock, en ocasiones hasta altas horas en la madrugada.
Allí también, comenzó a caer en desuso mi tendencia a escuchar la música a volumen brutal; aprendimos que no había que escucharla muy alto sino escucharla bien.
De aquellas tarde-noches me acuerdo muy a menudo, últimamente aún más debido al reencuentro con Ignatius.
Ya se que esos días no volverán. Tampoco quiero que vuelvan realmente, pero es reconfortante saber que siempre hay unos cuantos lugares en el continuo espacio-tiempo en los que te sientes como en tu casa.
Para mi uno de esos lugares era el bajo de la casa de los padres de Ignatius.

5 comentarios:

Scout dijo...

¡¡Salas, finales del siglo xx¡¡ ¡Mi madre¡ ¡que tiempos para recordar¡.
Si Ignatius es quien sospecho, Rumbonin mira a ver si entre los dos con vuestros amplios conocimientos me localizáis el temazo de Yes con el que concluye la última película de mis entretelas: Buffalo ´66 ( http://www.imdb.com/title/tt0118789/ ) se llama "Sweetness" , en algún recóndito lugar de la Red.
¡¡Que no hay forma humana¡¡.
Gracias´bsín :)

Anónimo dijo...

Joder tio, no tengo palabras. Solo añadir dos cosas: el maravilloso "We Get Request" de Oscar Peterson, que para mi supuso el encuentro real y definitivo con el jazz y lo que mas tarde comentaron nuestros padres: "Mejor tenerlos ahí abajo fumando que por la calle haciendo sabe dios que cosas". Gracias Juanjo.

Rumbonín dijo...

Scout:
¿que no hay forma humana?
Aquí tienes, invitan los de taringa, por supuehto (leer con la pronunciación de Faemino)
http://rs474.rapidshare.com/files/165498325/Y-Y_69.rar

Mujer de poca fe.

Besín

Ignatius:
De nada oh!!!
El "We get requests" como no, lo que pasa que me parece que ya di la lata un par de veces en este blog con el disco de marras y eso, por no repetirme más de la cuenta.

Lo de "en la calle haciendo sabe dios que cosas" vaya mal que suena ¿eh?

Nos vemos mañana.

Scout dijo...

Rumbonín : Mi héroe, Por "supueehto".

Scout dijo...

Hola, ya publique tu coment, "muyyy bueno" , que andaba liada.
Ciao¡
A ver cuando actualizas¡¡¡
bsín:)