sábado, 10 de mayo de 2008

Diario de Ben Gunn

Hace ya dos años y medio que estoy abandonado en la isla, y los días pasan en una confortable rutina, al menos mientras el sol ilumina esta parte del mundo.
Por la mañana, muy temprano, salgo del cobertizo, y tras asearme en uno de los dos arroyos que recorren la boscosa prisión de norte a sur, me encamino hacia las trampas que tengo dispuestas en busca del frugal desayuno.
Tras la primera comida del día y después de revisar lazos, anzuelos y sedales, dedico el resto de la mañana a recorrer la isla y holgazanear. Las más de las veces, subo a los tres puntos mas altos y escudriño el horizonte en busca de alguna vela lejana con la vacua esperanza de que ellos pudieran pensar en atracar aquí para carenar, hacer aguada o cualquier otra de las maniobras para las que un navío necesita la proximidad de tierra firme.
Por la tarde y después de la comida, que suele consistir en pescado o moluscos arrancados de las rocas, me meto en el cobertizo hasta que el calor disminuye. Luego, cuando el sol ya está muy bajo, doy un último paseo por el fondeadero al sur de la isla, y acto seguido me voy a dormir.
Entonces es cuando comienzan mis terrores...
Primero mi mente se centra en los ruidos de la espesura; pajarillos en su nido o pequeños roedores que en mi imaginación se transforman en fantasmagóricas e innominadas monstruosidades nocturnas. Pero ese es un temor pasajero. Pasado un rato todo queda en calma y entonces mi miedo abarca mucho más.
Hasta mis oídos llega vagamente el rumor de las olas en el rompiente y con él la consciencia de la insularidad de mi morada. Tras ese rompiente presiento el océano, inmenso y negro, con un rugido aún mayor. Imagino las inconmensurables distancias en las que tan solo encontraría agua y más agua sobre tremendos abismos. Y al final de ese piélago, el todavía más grande rugido del continente, el brutal rugido de la costa lejana, de las grandes ciudades, de las hordas humanas en su día a día frenético, el rugido de una ola que podría inundar el mundo entero.*
Llegado ese punto, lo veo todo con mucha claridad. Veo la diminuta isla como una frágil embarcación a punto de ser arrastrada a las profundidades, veo como toda la corteza terrestre, tierra y mar, comienzan a replegarse sobre si mismos hasta alcanzar alturas no imaginadas por la más enferma de las mentes. Veo como una temible cresta se va formando, se sostiene trémula durante un instante, y lentamente, precedida de un sordo rumor, se va desmoronando en terribles estallidos de furia, ahogando los pavorosos e inútiles alaridos de pánico de los pobres humanos; las indefensas e inconscientes criaturas que por ignorancia o crueldad innata, o quizá por las dos cosas a la vez, habían ultrajado y herido de muerte a la más antigua y primigenia de sus madres.

*Heard the roar of a wave that could drown the whole world,(De la canción "A hard rain is a-gonna fall" De Bob Dylan.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Rumb!.¡¡¿ "El sueño de la razón produce monstruos"!!? sin lugar a dudas...amí que me pillen en la cumbre del Himalaya..

Rumbonín dijo...

Monstruos que tarde o temprano veremos convertidos en realidad, quizá no de manera tan espectacular pero igual de efectiva.

Nos quedaremos con las doctas palabras del gran Abraracurcix:"Al menos eso no va a pasar mañana"

G. K. Dexter dijo...

Ben, como noto a partir de la lectura de la entrada de tu diario en la isla que el futuro de esta bajel en el que nos encontramos enrolados todos, unos de grado y otros por fuerza, te incluyo a continuación un enlace. Posiblemente no sirva para mitigar el desasoiego que te impide disfrutar tu estancia en esa isla perdida mas al menos sí que te permitirá entretener la espera, mientras pasan los días antes de que algún barco te aviste y te rescate.
El enlace es éste Blog de El Centinela. Quizás lo conozcas, pero de no ser así a buen seguro que paliara en cierta medida tu soledad.

Anónimo dijo...

Eso, y entre tanto a vivir que son dos días ... ¡ con la de cosas que nos quedan por hacer! me voy ha hacer una lista ya!

Anónimo dijo...

¡que bonito tio!en serio...plas, plas, plas


pedro

Rumbonín dijo...

A g.k.dexter:

Gracias por el enlace, esta muy bien el blog. De todas formas mi vida no es tan desasosegante como podría parecer por los post. Más bien son momentos aislados de los que me escurro lo antes que puedo, entre otras cosas escribiendo el blog. Por cierto aunque no pase ningún barco a por mi, tengo mi propia chalupa para darme mis paseillos por la darsena.

A Pedro:

Que pasa tío!!!
Ya se te echaba de menos por estos lares. Me alegra y enorgullece que te gustara el post, ya sabes que valoro mucho tu opinión en lo que se refiere a las letras:)
...Bueno, y a otras cosas, jeje

Besos y abrazones pa todos!!!

Anónimo dijo...

Querido Rumb, enrólate en el barco que te eche un cabo y no preguntes a dónde te va a llevar, pregúntate más bien con quién vas a disfrutar del viaje.

Los días de soledad habrán sabido darte la experiencia para, conociéndote tu, saber en qué capitanes confiar.

Y ese miedo, Rumb, lo tenemos todos.

Un abrazo.

Rumbonín dijo...

A luigi:

En que capitán confiar ya lo se, o más que capitán, compañero de boga.
Lo que pasa es que ya hace tiempo que no nos echamos a la mar, eh Luigi?

Anónimo dijo...

Rumb, Rumb, Rumb...

Hai llámpares que desapéguense más difícil qu'otres. Yo soy ún d'eses...

Ya toi esperando un mate ferviendo, un tragu llargo, un cubata bien echao...

Un abrazo.

isobel dijo...

si es que la estamos haciendo mucha pupa a la pobre tierra y se nos olvida que no somos mas que una plaga, saludos

G. K. Dexter dijo...

Pedid y se os dará. Su petición ha sido aceptada.