viernes, 30 de mayo de 2008

Biografía de un mamífero; o Gracias Piter.(Viva la vehemencia, la demencia y la inocencia)

Yo nací en Madrid el 14 de marzo de 1975 en una clínica de la calle Zurbarán, o Zurbano, o una de sus adyacentes. Perdón pero no lo recuerdo muy bien, quizá fue en la calle Velazquez.
La cosa es que nací en plena zona "alta" de la ciudad, vamos, pija,pija.
No obstante, como tantas veces habrá sucedido, alguien debió cometer un error con los canastillos y terminé en una familia obrera de la calle Hernán Cortes, barrio de Maravillas, hoy conocido como Malasaña, gente humilde pero ¡honrá!

De mi más tierna infancia recuerdo más sensaciones que situaciones, aunque quisiera hacer especial hincapié en las tardes que pasaba lanzándome pasillo abajo con mi triciclo, digo pasillo abajo ya que debido a un obús que impactó sobre la casa en la guerra civil sin llegar a explotar, esta tenia cierta caída hacia la calle de la Farmacia, muy conveniente para mis primeros pinitos en el mundo de la conducción, y que me permitía tomar la curva de la cocina "en dos ruedas" como el mismísimo Ángel Nieto(finales de los setenta, hoy sería como el mismísimo Rossi).

Unos tres años y medio después nació mi hermano, -tengo una hermana mayor, pero ya hablaremos de ella cuando el relato se adentre en mi vida adulta-, aunque en un principio esta situación no era muy aprovechable; en cuanto tuvo uso de razón comenzamos a unir nuestro ingenio hasta conseguir formar una especie de guerrilla nicaragüense casi invencible y que hostigaba con ardor infatigable a primos, vecinos, compañeros de colegio y demás gente menuda. Como mi padre era en aquellos tiempos representante de varias firmas de moda, el pasillo de mi casa siempre estaba lleno de percheros y cajas de cartón de muy variados tamaños con los que nosotros construíamos nuestros fuertes y puestos de mando, siempre preparados ante cualquier actividad foránea que considerásemos hostil.

Más tarde llegaron los días de escuela. Primero en un colegio de pago de las afueras de Madrid y luego, cuando la economía doméstica comenzó a resentirse, en el colegio público mas cercano a mi casa. No menciono el nombre del colegio por no involucrar a terceros.
De las clases aproveché todo lo que me interesaba, lo que no, lo dejé allí para generaciones venideras. Allí también hice algunas amistades de diversa duración.
Una de las actividades escolares más atractivas, y a la que recurríamos con cierta frecuencia, era la de escapar del patio de recreo, meternos en una clase vacía y utilizar el mobiliario para fines mucho más divertidos que los que se les suponía en un principio: construir fortalezas con las mesas, utilizar el pulido asiento de las sillas como improvisada tabla de surf, etc. Esta cuadrilla, conocida en el barrio como "Los nuevos cuatro niños de Écija", estaba compuesta por Mario, de la calle Pelayo, Iván, de la Corredera alta, Enrique, Fuencarral 98, casi en la glorieta de Bilbao, y yo. De estos compañeros aprendí todo lo que se podía aprender sobre la vida escolar en aquellos inocentes años ochenta. Más adelante, en mi fugaz paso por el instituto, fui instruido en actividades más productivas: comercio con gafas de sol de marca, menudeo con sustancias más o menos nocivas para la salud, etcétera.
También considero a mi grupúsculo de entonces uno de los pioneros en utilizar las mesas del parque de Barceló (Jardines del Arquitecto Ribera) para sostener litronas, vasos de calimocho y demás brebajes, antes de la masificación del fenómeno del botellón.

Por aquella época decidí que nunca iría a la universidad. Todas las cosas que había aprendido hasta entonces me divertían mucho, pero observé que también me producían ciertas crisis nerviosas. Yo quería estudiar filosofía, pero cierto día escuché a un niño de larga barba blanca decir que en la facultad de filosofía se aprendía de todo menos filosofía. Finalmente desistí.

¿Continuará?

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Como en todas las facultades, también en la de filosofía estudia el que quiere estudiar,...eso si, no hace falta ir a la universidad para vivir del cuento......María

Anónimo dijo...

¡Zurbarán! Oh! , que ye el pintor ese, que pintaba esos santos tan místicos, hieráticos y manieristas y esas naturalezas muertas tan muertas!...
Eso del cesto equivocado, no se a quien me recuerda...
Creo que conozco esa casa ¿tenía una inquietante grieta en mitad de pasillo que con el paso de los años iba haciéndose un poquito mas grande y mas grande y mas grande? ...

Rumbonín dijo...

A María:
Jejeje...Eso me gustaría a mí, vivír del cuento;)

A Scout:
Si, si, la grieta....
Como la mismísima Casa Usher:)

Anónimo dijo...

¡Oye! y ese instituto del que hablas ¿cual era? no sería uno que había de ladrillos rojos en la calle San Mateo, porque creo recordar que tenía muy pero que muy mala reputación: parece ser que de sus ventanas caían al parque todo tipo de objetos, hasta una taza de inodoro.
Entre el alumnado mas cafre, la de ese instituto se estilaba la que hoy se consideraría incalificable mala costumbre: el día de fin de curso de raptar a sus compañeras y arrastrarlas a la fuerza hasta la fuente que sale en la foto y darles un remojón. De esa fuente, aparentemente inofensiva, aparte de mojado, podías salir infectado de todas las enfermedades venereas conocidas e incluso desconocidas hasta la fecha.
Hermosos y tiernos recuerdos de juventud.

Anónimo dijo...

Lo leído hasta ahora promete (chupada al cigarrillo para exhalar el humo por la comisura), no hay nada como los recuerdos de uno para componer un fresco representativo de los años pasados. En todo caso me quedo un tanto intrigado en cuanto al grado exacto de inclinación del pasillo. a este respecto lo de la comparación con la Casa Usher, lejos de aclarármelo, aún me produce una mayor curiosidad, cuando no cierta turbadora sensación. Será cosa de mis tempranas lecturas de Poe, o quizás las imágenes de las películas de Corman. No sé, no sé.

Aguardo expectante la siguiente entrega de tu manuscrito (nueva chupada al cigarrillo y nueva exhalación).

Rumbonín dijo...

A ex alumna de ese antro:

Jajajaja, Ese mismo instituto era, si señorita.
En cuanto a la fuente-añorado pilón-recuerdo que no solo caian alumnas, algunos alumnos también cayeron, incluso voluntariamente;)

A G. K. Dexter:
¿La inclinación del pasillo? Pueees...no te sabría decir, nunca tuve a mano un nivel de albañilería, pero baste decir que podias "bajar" en triciclo sin dar pedal:D

Anónimo dijo...

Pero Juanjo!!!! Qué recuerdos tan genialmente contados!!!!!
Un saludo.
Nos vemos en los bares...
Lore (Clemente)

Anónimo dijo...

Ñieck ñieck ñieck...

Esperaré a la siguiente entrega, para cuando empieces a hacerte mayor y nos cuentes cómo te empezaron a gustar los combinados jejeje.

Un abrazo Rumb.

P.D.: Y no me cuentes mentiras!!!

Rumbonín dijo...

Lore:

Gracias por el coment, un besín pa tí y otro pa el patilludo;)

Luigi:
¿Mentiras?
Recuerda que esta es la biografia "no autorizada" hum hum.

Abrazón.

Guti dijo...

Interesante, a fe mía. Me apunto al grupo de los que quedan preocupados con la inclinación del pasillo. Ni la torre de Pisa, tío... Eso no lo sabía yo.

Esta, al parecer, es la historia de un tipo que se esfuerza en dar usos extravagantes e imprevistos a todos los objetos que encuentra. Cajas de cartón, percheros, mesas de colegio, asientos, fuentes, sillas de parque (y, por lo que dicen, hasta andabas cerca de ciertos inodoros voladores). Y seguro que a día de hoy todavía tocas la guitarra en una raqueta de tenis.

Espero impaciente la segunda entrega, a ver qué otra cosa pones patas arriba.

Rumbonín dijo...

Guti:
Jajajajajaja...
Lo de la inclinación del pasillo es totalmente verídico, de hecho, creo que hoy en día la casa esta declarada en ruinas.

En cuanto a lo del inodoro, juro que yo no tuve nada que ver, fueron generaciones de "estudiantes" anteriores a la mia.

Y la guitarra, bufff!!! a veces si que suena peor que una raqueta de tenis:)

Cernicalo Furioso dijo...

No te auto censures cuando llegues a las partes calientes, jojo

un saludo, y déjese caer algo más por la comarca del carajito

Rumbonín dijo...

cernicalo furioso:
¿las partes calientes?
¿te refieres a cuando hice de doble de Nacho Vidal en los primeros planos?

¿Que tal los ratm?

Anónimo dijo...

je je je
¿a que mola el Lizano? y estas batallitas que cuentas también están entretenidas...¡que fuerte lo del pasillo!

(de seguir con la autobiografía por entregas lo vas a tener jodido...a ver que recuerdas de la adolescencia...)

un abrazon, peter

Rumbonín dijo...

Pedro:
En cuanto a lo de seguir con la adolescencia, ¿por que te crees que paré donde paré? jeje
Además lo malo es que no creo que mis amigos recuerden mucho más que yo, ¿o si? jojojo